Niños de Cáncer

Los niños del signo Cáncer, al igual que los niños del signo Tauro, tienden a desarrollar dependencia hacia las figuras maternas de su vida. Son muy sensibles a las manifestaciones de afecto, y suelen sentirse solos si no tienen contacto con sus padres. Este le genera fuertes crisis de llanto.

No les gusta el ruido ni el caos, les causa confusión y sobresalto, por lo que es fundamental crear para ellos un entorno de calma que los haga sentirse protegidos, cerca de los seres amados y objetos que le son familiares.

A los cangrejitos de este signo Cáncer les gusta dormir en la cama con sus padres, pues tienden a ser miedosos, producto de una sensación natural de su personalidad. Hay que acostumbrarlos a que, desde temprana edad, se sientan seguros y confortables en su habitación, sin temor al abandono.

Estos niños exigen afecto con mucha fuerza, y esto los puede llevar a desarrollar una personalidad manipuladora y egoísta.

Es importante estimular y felicitar todas sus manifestaciones de independencia, para fomentar la confianza en sí mismo. Cuando esto no ocurre, tienden a enconcharse y esconderse producto de aquello que consideran un fracaso.

Son muy emotivos. Por lo tanto, sus estados de ánimos cambian en menos de un chasquido de dedos.

Un dato importante, para los niños de este signo, es la alimentación balanceada y puntual. Pues su naturaleza emotiva lo puede llevar a adicciones como la atracción por el dulce.

Una disciplina deportiva es necesaria para el desarrollo de su mundo emocional y su crecimiento físico. La natación los pondría directamente en su elemento.

Si así lo desean, tienen mucha imaginación y hasta pueden aislarse en su propio mundo fantástico. Por lo que debemos enseñarles a apreciar el mundo real, con sus contrastes. Esto puede ser canalizado, con éxito, a través de la escritura pues, de esta forma, enriquecen su crecimiento intelectual y podrán exteriorizar sus emociones sin miedos.

Les gusta compartir tiempo en casa con sus padres y colaborar en las tareas del hogar.

Son tímidos por naturaleza, pero pueden hacer amigos si se sienten seguros en su ambiente.

El gran reto de estos niños dulces, amorosos y tiernos: Es desarrollar optimismo, tomar riesgos, tener fe en la vida y vencer sus miedos.