Los Niños de Leo

Los leones se pasean a sus anchas por todo el territorio que ellos delimitan. Por lo tanto, el rugido de estos niños es de antología cuando no logran sus propósitos. Aunque al final, se comportan como el gatito de Shrek: Ojos soñadores, ronroneos y se salen con la suya.

Los hermosos hijos del sol, son quizás los más propensos a realizar berrinches y escenas para reclamar la atención, que consideran se merecen por encima de todo.

Ellos siempre tienden a ser ese sol que les da calidez a todos, aunque a veces en sus momentos inarmónicos pueden llegar a ser el sol que todo lo quema. Convirtiéndose en impertinentes. Por lo tanto, necesitan estricta disciplina desde temprana edad.

Son simpáticos, entusiastas, seguros de sí mismos y afectuosos. Pero también, suelen molestarse con mucha facilidad y sentirse ofendidos. Requieren de afecto físico, los abrazos y las demostraciones afectuosas los hacen sentir amados y respetados.

Ellos son de naturaleza caprichosa. Hay que estar atentos a no convertirse en sus títeres. 

Esto se les debe hacer entender de una manera firme y amorosa. Para que estos hijos del sol, no se sientan opacados o sin brillo. Esto les causaría gran dolor e inseguridad y crecerán irascibles e intolerantes.

Les gusta hacer muecas (para llamar la atención) y hacen amigos con mucha facilidad cuando comienzan su etapa escolar.

Es importante enseñarles a respetar los sentimientos de otros, o pueden convertirse en personas crueles y egocéntricas.

No aceptan que se les regañe o les den órdenes en público, por lo que se deben realizar acercamientos a través de la razón. Haciendo hincapié en cómo el cambio de la conducta negativa, les traerá beneficios.

Tienen un espíritu muy abierto a las sugerencias de este tipo, por lo que seguirán el consejo sin titubear.

Les encanta el teatro, tienen tendencia a interpretar los procesos de la vida como si fueran grandes escenarios. Una imaginación y dramatización muy activa…