El campo de la dualidad…

Si damos amor, recibimos automáticamente amor.
 
Si enseñamos, aprendemos automáticamente de lo que enseñamos.
 
Si curamos a alguien, nos curamos a nosotros mismos.
 
El campo de la dualidad es tal, que cualquier cosa que proyectemos en el exterior se proyecta simultáneamente en nuestro interior, y cualquier cosa que suprimimos por dentro se suprime por fuera.
 
En todo momento, es nuestra elección ser maestros de nuestro propio destino, así como lo que queremos proyectar: ¿Sera miedo, o amor?
 
El miedo nos permite crear la ilusión de la separación de todos los conflictos y los sufrimientos que lo acompañan.
 
El amor nos lleva al dominio de la unidad y nos permite crear un mundo de unidad y armonía. Ambos son los pilares de la vida y todos hemos elegidos ambos (aunque inconscientemente),
a fin de experimentar, todos los tipos de expresiones duales.
 
Al final saldremos victoriosos, porque nos habremos convertido en maestros de la oscuridad y la luz, lo superior y lo inferior, la cercanía y la lejanía.
Por esa sola razon, es  sabiduría divina tener en las manos, la llave del conocimiento que reside en el corazón.
 
Abramos los brazos a esta posibilidad, porque dentro de nuestro pecho se encuentra la verdad, la gloria y la inmortalidad.
 
La vida surge del corazón del amor. No solo es una Verdad Divina, sino un Placer Divino y es derecho de todos los mortales vivir su aprendizaje, desde el real conocimiento, de lo que somos.

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